lunes, 8 de marzo de 2010

Hasta las tetas

Muchas mujeres se tocan las tetas nada más que para buscarse cánceres. No se han masturbado en su vida y el único acercamiento que tienen a su cuerpo es para pesarlo y palparle celulitis y tumores. Y así como nos acercamos a nuestros cuerpos, así llegamos a nuestra psique.
Nos mandan hacernos mamografías y para conseguir buenas imágenes presionan la mama como a vacas ordeñadas electricamente. Y así la mamografía puede romper la fibra del pecho y con su radiación lo puede cancerar.
También te las pueden cortar por tu bien. Como cuando nos extirpaban el útero para sanarnos la histeria. Conozco un ginecólogo que deseaba miedosamente extirparle los pechos y el útero a su mujer para evitarle tumores.
Con el tiempo diremos que los médicos de principios del XXI eran unos bestias, pero hasta que llegue ese momento a la mujer que pase por esta carnicería recémosle un responso. O dos. Uno por el pecho y otro por el ganglio linfático del sobaco, que suele ir todo en la misma rodaja. Es la Inquisición del siglo XXI que intenta alejar al demonio-cáncer del cuerpo de la bruja-paciente. Igual, la misma élite bienintencionada, antes sotana negra y ahora bata blanca, que ayer vigilaba nuestras almas y hoy vigila nuestros cuerpos. Por lo pronto las pacientes ya son cada vez más impacientes. La autoridad del padre, del maestro, del médico caen como piezas de dómino. Duele, pero es por algo. Porque nuestro telos es el autogobierno, el autoconocimiento y el autocuidado.

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